14.9.06

Los que se levantan temprano me van a entender

BS’D
Mis horarios de trabajo y mis obligaciones como padre y esposo por ahora solo me permiten estudiar a la mañana antes de la Tefilá. O sea a las 6 de la mañana*. Obviamente que me cuesta mucho levantarme. Pero cada mañana cuando todavía medio dormido me subo a la bicicleta y voy para la Ieshivá se me dibuja una sonrisa en la cara y siento una alegría enorme. Para poder describir esta sensación voy a recurrir a una situación que quizás mucho de nosotros alguna vez vivimos.

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Cuando nos vamos de vacaciones muchas veces decidimos salir de madrugada para evitar el tráfico y para llegar a destino a un horario que nos permita aprovechar algo de ese día.
En el momento en que nos levantamos estamos cansados y nos gustaría seguir durmiendo, pero sabemos lo que nos espera y eso nos motiva a salir de la cama.
Cargamos el auto y salimos. Todavía es de noche, se ven las estrellas, las calles están vacías, quizás nos cruzamos con algún vecino que está paseando a su perro y pensamos, “pobre, se tiene que levantar tan temprano para pasear a su perro, mientras yo lo hago para irme de vacaciones”. Seguimos viaje, en el auto la familia duerme. Los miramos por el espejo retrovisor y nos invade un sentimiento de alegría muy parecido al que siento yo cuado voy a estudiar.

La verdad que las cosas que uno hace con esfuerzo son las cosas que uno más disfruta. Estudiar a esa hora para mí no es lo ideal, porque tengo que luchar para mantenerme despierto y eso impide que ponga toda mi energía en la Guemará. Pero estudiar a esa hora tiene una magia, una mística especial. Saber que mientras el 99% de la ciudad duerme, estoy despierto estudiando Torá, es un placer que me llena el alma.

* A excepción de los días que hacemos Slijot.

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