25.11.08

¿Tus hijos van a poder elegir?

BS'D
Uno de los miedos más grandes para nuestros familiares cuando uno se empieza a acercar a la Torá es si nuestros hijos van a tener la posibilidad de elegir libremente.

La respuesta es No. No van a poder elegir libremente.

Porque hay cosas que los hijos eligen y hay cosas que no.
Eligen qué remera ponerse, qué golosina quieren comer o el osito para irse a dormir.
Pero no eligen el barrio en el que viven, el colegio al que los mandan, el club al que van, los amigos (son una consecuencia del barrio, el colegio y el club), el tipo de comida que hay en la casa, ir al dentista, darse vacunas, los padres que tienen y el tipo de educación que van a recibir.

Leer el artículo completo


Los hijos en edad escolar no toman ninguna decisión de peso. Eso es absoluta responsabilidad de los padres. Y eso pasa en cualquier casa. Judías, católicas o ateas.
Sólo cuando ellos crezca y se empiecen a independizar tomarán sus propias decisiones.
Obviamente que esas decisiones van a estar muy influenciadas por la educación que recibieron de chicos.
Pero es así como funciona la relación padre/hijo.

Padres vegetarianos le van a enseñar a sus hijos las virtudes de comer frutas, verduras y legumbre y las desventajas de comer carne, porque ellos creen que es la mejor alimentación que les pueden dar.
Los padres siempre queremos lo mejor para nuestros hijos y estamos dispuestos a hacer todo lo que está a nuestro alcance para criarlos según lo que creemos que está bien.

Los padres no somos unos déspotas que queremos imponer a nuestros hijos costumbres arcaicas que los alejen del mundo moderno.
Todos los padres queremos tener hijos felices, sanos y que puedan elegir libremente.
Y así como nuestros padres nos dieron todo lo necesario para lograr estos objetivos, así nosotros también estamos en el camino de darle a nuestros hijos lo que pensamos que es lo mejor para ellos.

Para nosotros la Torá y las Mitzvot no son una carga sino herramientas para perfeccionarnos.
Comprobamos que la Torá es para el día de hoy, que sus Mitzvot ayudan al hombre a elegir bien y que, en lugar de coartarlo, lo elevan.
Una persona que logra dominar sus pasiones es una persona libre. Sus decisiones dependen de sus pensamientos y no de sus impulsos.
Una educación que se basa en esta idea consideramos que es el mejor regalo que les podemos hacer a nuestros hijos.

Mucho más si tenemos en cuenta que una educación con Torá no es algo improvisado o un nuevo enfoque. Sino que es una educación que hace 3000 años que viene dando sus frutos. Igualmente, que nuestros hijos estén de acuerdo con la educación que les damos y que luego quieran educar a sus hijos de la misma forma ya es una decisión que está fuera de nuestro alcance.

Nosotros solamente les podemos transmitir, fundamentalmente con el ejemplo, qué es lo que creemos que está bien y qué no. Nada más. El resto corre por cuenta suya.

Todo o nada

Uno de los mitos que frecuentemente se debe romper cuando una persona comienza a acercarse al judaísmo, es que el judaísmo es un sistema de 'todo o nada'. La gente observa al religioso desde afuera y piensa que esta persona, cumple con la totalidad de las mitzvot. Peor aún, cree que no hay otra forma de acercarse al judaísmo que "convirtiéndose" en una más de estas personas. Lo ven como la única opción de vivir su judaísmo.

Pero el judaísmo no es un sistema donde lo haces todo o no haces nada, hay millones de pasos o peldaños, tantos como quieras ponerle a tu propia escalera. Muchas veces, nos cuesta entender esto, porque pensamos que, si de todas formas no vamos a hacer todo a la perfección, tal y como lo plantea la Torá, entonces, ¿de qué vale el esfuerzo en un ínfimo detalle?

Aunque sea difícil de entender, esos pequeños esfuerzos valen. Cada acción que logramos realizar de acuerdo a los lineamientos de la Torá, nos hace vivir una vida mejor, ser mejores personas y acercarnos a Dios.

Pero, el punto al que quiero llegar va un poco más allá. Con esfuerzo logramos entender este concepto y nos proponemos pequeños pasos, realizar algunas mitzvot, las que nos resultan más interesantes o, a veces, porque no decirlo, las que son más fáciles para nosotros. Y cuando empezamos a comprometernos con algunos pasos, nos volvemos a enfrentar a este mito pero esta vez en otro nivel. Sí. Ya entendimos que el judaísmo no es todo o nada. Ahora creemos que cada mitzvá es todo o nada. Y tal vez, para sorpresa de muchos, tampoco lo es.

Déjenme contarles lo que me pasó.

Luego del nacimiento de mi bebé, hace poco más de un año, se me hizo muy difícil retomar mis horarios y mi orden de tefilá. A pesar de que al estar al cuidado de niños pequeños, la obligación de rezar para una mujer es menor, de alguna manera yo necesitaba reprogramar mis reuniones diarias con Dios.

Cada vez que veía un momento libre en el ajustado horario de la mañana, tomaba mi sidur y justamente cuando llegaba a la sección donde ya no puedes interrumpir, los niños comenzaban a pelear o necesitaban ayuda o el bebé tenía hambre, o algo. Pero siempre pasaba algo que cortaba mi tefilá y me dejaba con una tremenda sensación de vacío y de frustración.

Así pasé meses, tratando de ordenarme en este aspecto tan importante de mi vida y de mi relación con Dios. Pero honestamente, mis intentos no daban muchos frutos.

Finalmente, hace algunos meses me di cuenta del error garrafal que estaba cometiendo. Analizando mis intentos frustrados, llegué a una conclusión muy simple que había estado pasando por alto. Estaba tratando de hacer "demasiada" tefilá. Lo que quiero decir, es que estaba intentado decir una tefilá muy extensa y que dadas mis condiciones en ese momento, era poco probable que lo lograra.

Empecé una lucha interna donde por un lado me decía que no era lo mismo hacer una tefilá más "abreviada" que la tefilá completa, por otro lado decía, que como dice el dicho "peor es nada". Me di cuenta que así como el judaísmo no es todo o nada, cada mitzvá en particular tampoco es todo o nada. Se puede hacer un poco de tefilá, un poco de tzedaká, estudiar un poquito de Torá, entre otras. Ya con esta idea clara en mi mente, tomé un libro para saber cuáles eran las secciones más importantes de la tefilá, las secciones por las que se debe priorizar en caso de tener poco tiempo, como era mi caso. Las marqué en mi Sidur y me propuse intentar retomar bajo este nuevo esquema.

Una vez que comencé, experimenté una sensación increíble, lejos de sentirme frustrada y pensar "peor es nada", me llené de esa sensación de seguridad, serenidad y paz que me suele dar la tefilá. Mi conclusión era cierta, las mitzvot no son todo o nada. Aunque se ven muy grandes y a veces difíciles de alcanzar, siempre debemos recordar que podemos fraccionarlas e ir avanzando al objetivo final de la forma que podamos. Cada detalle, cada esfuerzo vale, y sobretodo, cada pequeño avance nos llena de una sensación impresionante de estar avanzando por el camino correcto.

Por Carol Ergas

Extraído de Aish Latino.

¿Dónde está escrito?

BS'D
Es probable que muchos de nosotros antes de acercarnos a estudiar Torá tuviéramos preguntas como éstas:

¿Dónde está escrito que las mujeres no cuentan para Minian?
¿Dónde está escrito que hay que esperar 6 horas después de comer carne para comer queso?
¿Dónde está escrito que hombres y mujeres tienen que rezar separados?
¿Dónde está escrito que no se puede prender la luz en Shabat?
¿Dónde está escrito que hay que rezar 3 veces por día?
¿Dónde está escrito que hay que cubrirse la cabeza?

Y también es probable que después de empezar a estudiar Torá surgieran preguntas como éstas:

¿Dónde está escrito que hay que tener televisores en todas las piezas?
¿Dónde está escrito que tengo que comer hamburguesas con queso?
¿Dónde está escrito que hay que vivir con el celular las 24hs?
¿Dónde está escrito que hay que hacerse tatuajes?
¿Dónde está escrito que hay que ir a Pachá todos los fines de semana?
¿Dónde está escrito que hay que leer el “Código Da Vinci”?

Hacer preguntas es la base del aprendizaje.
Sin preguntas, no hay respuestas.
No nos quedemos con dudas.
Busquemos, cuestionemos y volvamos a preguntar.

(Artículo sugerido por Dany Ch.)

31.10.08

¿Cómo son los cambios en la teshuvá de un baal teshuvá?

Cuando me convertí en un baal teshuvá, al principio todo me resultó muy fácil. En el transcurso de 2 años hacía shabat, comía kosher, hacía tefilá en forma regular y celebraba las festividades.

Luego de 8 años se me hizo mucho más difícil hacer teshuvá, incluso en el mes de Elul. Cuando miro hacia atrás, siento que los cambios son mucho más pequeños y más difíciles de hacer.

¿Les pasa lo mismo a otras personas?

¿Hay una aproximación diferente en cuánto a tácticas y objetivos en este escenario posterior?

¿Hay algo especial acerca de la teshuvá de un baal teshuvá en este punto o ya estoy luchando las mismas batallas que tiene un observante de toda la vida?

Firma: “ExMaestro en teshuvá”

Traducido de un post publicado en Beyond Teshuvá.

6.10.08

Multiple Choice - Fiestas

BS'D
Se acercan las fiestas. Llega otro momento que nos permite evaluar cuál es nuestro grado de observancia. Qué hacemos, pensamos o decimos en determinadas situaciones nos muestra dónde estamos parados.
Contestá este sencillo test y mirá los resultados.

1 ) Tu tía que vive en San Isidro se ofrece para hacer la cena de Rosh Hashaná, ¿qué hacés?
A) Decís: "no viajo en Rosh Hashaná"
B) Decís: "¿Por qué no vienen a casa?"
C) Vas caminando, llegás 2 hora más tarde y te volvés en taxi.

2) Estás en el Templo y el Rabino empieza a tocar el Shofar, ¿qué pensás?
A) Agudizás tus sentidos para conectarte al 100%
B) Aunque no sabés bien lo que tenés que hacer, te relajás y tratás de vibrar con el sonido del Shofar.
C) ¡Uh! ¡Cuánto aguanta!

Mirá el resto del test acá


3) En la cena de Rosh Hashaná un primo se pone a hablar de fútbol, ¿qué hacés?
A) Decís: "Ese no es un tema para hablar una noche como hoy"
B) Usás el fútbol como ejemplo para hablar palabras de Torá.
C) Te sumás a la conversación y acotás: "Dicen que Pekerman y Sorín son judíos".

4) Faltan 10 minutos para que termine Iom Kipur, ¿qué pensás?
A) Me quedan 10 minutos para que me sellen con un año de Torá y Mitzvot.
B) Tratás de aprovechar los últimos minutos pero te ponés nervioso si el Jazán alarga demasiado las palabras de los rezos.
C) Mmmmhh, pizza…

5) Es Simját Torá y todos bailan en el Templo con la Torá, ¿qué pensás?
A) Aplaudir puede ser, bailar ni loco.
B) Si me vieran mis amigos bailando con el Rab...
C) Todo muy lindo, pero cómo pesa la Torá.

Mayoría de respuestas A:
Estás en la buena senda, sólo te falta descubrir que a veces la mejor respuesta es una sonrisa. Que tu entorno todavía no esté en el mismo camino que el tuyo no significa que no puedas compartir nada con ellos. Te espera un trabajo duro pero seguro que vas a encontrar las herramientas para realizarlo.

Mayoría de respuestas B:
Sabés de dónde venís y a dónde vas. Querés conciliar dos mundos. Te das cuenta que estás inmerso en una tarea difícil y que la alegría es la llave que abre todas las puertas.

Mayoría de respuestas C:
Tenés mucha voluntad y buenos sentimientos, ahora te queda explorar qué es todo esto que estás haciendo. Tomaste el concepto de “Naasé venishmá” (haremos y escucharemos). Es momento de pasar a “nishmá” (escucharemos).
Consejo: cargá tu MP3 con charlas de Torá.

14.8.08

Mi dilema con la kipá

Quiero hacer una confesión: uso kipá. Y no sólo en la sinagoga. Todo el tiempo. Incluso en los eventos sociales. Y aún no me he acostumbrado. De hecho, durante los primeros 36 años de mi vida sólo usaba una en la sinagoga. E incluso eso era una rareza.

El fenómeno de la transición de "sin kipá" a "todos los días kipá" es grabado indeleblemente por las reacciones que obtienes de amigos, familiares y compañeros de trabajo. Estas reacciones van desde ¿"por qué estas usando eso? ¿De nuevo hay una de esas fiestas judías?" a "¡eres un fanático!" a "¡lo usa para esconder su pelada!" (¡Ojala hubiera pensado en eso cuando mi pelo empezó a caerse por primera vez hace 15 años!).

Pero mi reacción favorita y más sutil vino de un colega cuyos ojos revolotearon hacia atrás y hacia delante entre mi kipá y yo como 50 veces durante 5 minutos de conversación.

Un histórico y profundo dilema de quienes comienzan a usar kipá llega cuando enfrentas tu primer entrevista para un nuevo empleo, usando el "tradicional gorro hebraico" como estimó un compañero de trabajo. Esto implica reunirse con alguien fuera de tu actual compañía y por lo tanto, fuera del grupo que ha visto tu lenta transición de hombre secular a hombre religioso, y de quienes formularon todas las preguntas sobre tus nuevas prácticas y de hecho parecían interesados en las respuestas. Ahora estas aventurándote mas allá de la zona segura, hacia la frontera final.

En cuanto a mí, este "primer contacto" vino mientras me entrevistaba para un nuevo empleo. Lo que lo hizo aún más difícil fue ¡que era un trabajo que yo realmente quería! En otras palabras, profesionalmente hablando había mucho en juego. Así que tuve que hacer una elección. Uno no tiene que usar kipá para trabajar si esto va a perjudicar su posición. Por lo tanto, tenía una "salida" si yo lo quería. Pero, ¿debo tomar la "salida" disponible?

¿Kipá o no kipá? Esa era la cuestión.

Siempre que tengo estas profundas preguntas morales le consulto a mi esposa. Ella no es sólo más lista y linda que yo, es además mucho más sensata. Como es habitual, tuvo una perspicaz y brillante respuesta. "Bueno", dijo, "si tienes miedo de que a tu posible nuevo jefe no le gusten los judíos o las personas religiosas en general, es mejor averiguarlo en la etapa de la entrevista, y no cuando ya estés trabajando para ellos".

Y con eso, la decisión fue tomada, kipá.

Poniendo a Prueba el Terreno

Llegue a la entrevista unos minutos antes de tiempo y fui al baño de hombres para revisar mi atuendo. Me veía prácticamente igual que en todas mis otras entrevistas de trabajo. A excepción de la adición circular encima de mi cabeza. Mi kipá estaba limpia y era agradable (¡no me hubiera expuesto en público sin una kipá de buen gusto!), pero también era una declaración. Una GRAN declaración. Así que estando ahí en el baño, dude por un momento y pensé: "todavía te la puedes quitar".

Pero entonces me di cuenta que no llevar kipá sería una declaración aun mayor. Una declaración acerca de negar lo que soy. Un judío. Un judío religioso. Así que para mi, ir sin kipá sería una declaración de que no estoy comprometido totalmente con esas ideas en torno a las cuales baso mi vida. Así que entre a la entrevista con kipá de buen gusto y todo.

El hombre que me dio la bienvenida sonrió y me dio la mano. Sin ojos apuntando a mi kipá, sin mandíbula colgando hasta el suelo como en las caricaturas. Solo un agradable "hola".

Al principio de la entrevista él me pregunto, "¿qué es lo que te apasiona?"

"¿En los negocios o en la vida en general?" pregunte.

"En la vida en general", respondió.

Pensé por una fracción de segundo. ¿Debería ser realmente honesto? ¿Debo decirle lo que verdaderamente me anima y me motiva en la vida? ¿O simplemente debo solo darle la típica respuesta para empresas de que "un trabajo bien hecho y el sacrificio por la compañía es lo que me motiva"?

Opté por la anterior. Pensé, ¡qué va!, él ya ha visto la kipá. Podría también ser honesto. Simplemente hazlo.

"Mis pasiones son Dios, la familia, la comunidad, y el trabajo. En ese orden".

Intente suavizar el golpe. "¡Probablemente no es lo que un gerente quiere oír! Pero no me malinterprete. Yo trabajo duro y tomo en serio mi trabajo. Pero es una cuestión de prioridades".

Esperé por su respuesta; cualquier signo de shock o decepción notable. No vi ninguna. El simplemente sonrió y continúo la entrevista.

Realmente congeniamos y el resto de la entrevista fue genial. Pero no pude evitar preguntarme que pensó de mi respuesta a esa primera pregunta. Al final de la entrevista, el me pregunto si tenia alguna pregunta para el.

"Solo una", dije. "¿Qué es lo que le apasiona a usted en la vida?"

(Cuando más tarde les dije a mis amigos que le pregunte eso, quedaron en shock como si le hubiese preguntado si usaba boxers o calzoncillos).

"Bueno," dijo sonriendo. "Es gracioso. Al escucharlo a usted responder a esa pregunta, me sentí como si estuviera escuchándome a mi mismo".

Poco después conseguí el trabajo.

Tomando una Postura

Al final, ir a la entrevista con una kipá y contestar las preguntas de manera honesta pero no políticamente correcta, no fue un acto heroico. Mis suegros que sobrevivieron a los campos de concentración nazi, mi padre que voló más de 50 misiones de combate durante la Segunda Guerra Mundial - ellos son los verdaderos héroes.

Sin embargo, lo que hice produjo una audaz declaración. Tome una postura por algo en lo que creía. Quedó claro para mí que si soy solo un judío religioso en privado, entonces, ¿acaso soy verdadero? Si yo nunca tomo una postura en algo, entonces no estoy tomando una postura en nada. De hecho, tal vez porque fue evidente por mi kipá y mis palabras que yo si tenia una postura por algo, me destaqué por sobre los otros candidatos y conseguí el trabajo.

Por Dr. Asher Meir

Extraído de Aish Latino.

26.6.08

Multiple Choice

BS'D
Cuando uno empieza a hacer teshuvá hay cosas que empezamos a hacer y otras que, por el momento, nos quedan lejos. Una buena forma de saber si hay algo que ya tenemos incorporado es que nos hagan una pregunta inesperada. Estás conversando con un amigo o un familiar y surge, de la nada, una de estas preguntas. ¿Y ahora? ¿Qué le decís?

1) Te invitan a un cumpleaños en shabat, ¿qué contestás?
A) No puedo. En Shabat no viajo.
B) Nos juntamos por Shabat en casa y terminamos tarde.
C) Este viernes se me complica.
D) Bueno, pero si no llego empiecen.

Mirá el resto del Test acá


2) Los últimos dos días de Sucot caen en la semana, ¿qué hacés en el trabajo?
A) Decís que sos judío observante y no vas a poder ir a trabajar. Que que te lo descuenten.
B) Decís que estás con gripe.
C) Vas a trabajar y pensás: no se puede hacer todo de golpe, yo recién empiezo.
D) Vas a trabajar y te sentís culpable.

3) En una reunión de trabajo te invitan a un restaurant, ¿qué hacés?
A) Decís que no podés ir porque comés casher.
B) Proponés que la reunión se haga en un restaurant casher.
C) Vas y decís que ya comiste.
D) Vas y te pedís una ensalada.

4) Vas a un seminario de fin de semana, ¿qué decís?
A) Me voy a escuchar a un Rab, ¿querés venir?
B) Un amigo me viene insistiendo hace mucho, y no le pude decir que no.
C) Nada.
D) Me voy un fin de semana a descansar a la costa.

5) Salís del Templo y te encontrás con un compañero de la primaria que te pregunta: ¿qué, te hiciste religioso?
A) No, solamente trato de vivir como la Torá indica.
B) Trato de cumplir lo que puedo.
C) No, fui a un par de charlas de Torá nada más.
D) No, ¿por?

Mayoría de respuestas A:
¡Tzadik ben tzadik! Estás seguro de lo que estás haciendo. Estás seguro de tu camino. ¿Estás seguro que no eras religioso de antes y no te habías dado cuenta? Gracias por contestar el cuestionario, podés seguir con la Guemará.

Mayoría de respuestas B:
Bueno, bueno, bueno. Sos de los que viaja en el subte con walkman. La gente piensa que estás escuchando a los Stones y en realidad estás escuchando una charla de Rab Maleh. Te encanta lo que estás haciendo pero no hace falta que todos lo sepan.

Mayoría de respuestas C:
Empezaste hace poco. Tenés muchas ganas de poner en práctica tu judaísmo pero sentís que el entorno no te acompaña. Te preguntás todo el tiempo cómo hacen algunos para que cumplir Torá y mitzvot parezca tan fácil. Claro, pensás, seguro que ya vienen de familia religiosa. Poné al ietzer hará en mute. Vos podés.

Mayoría de respuestas D:
Fuiste a un par de clases y querés seguir yendo. Pero, ojo, no sos religioso. Pensar que hace dos meses en lugar de ir a una charla de Torá te quedabas jugando al Playstation. Seguí con el estudio, contestá el cuestionario dentro de 1 año y compará las respuestas.

8.5.08

Holocausto

BS'D

El Rabino Eliezer Shemtov de Jabad Uruguay nos envió un link con un video muy interesante sobre la Shoa y lo que podemos hacer nosotros al respecto.

Link para ver el video:
www.jabad.org.uy/holocausto

16.4.08

La historia detrás de un brit

No suelo contar cosas que me hayan pasado a mí pero lo que me pasó hace un tiempo confirma que el mundo no está a la deriva sino que, por el contrario, hay un Capitán al mando del barco.

En octubre del 2006 viajé a Eretz Israel para estudiar en una Ieshivá. Tres meses me parecía mucho tiempo y no estaba seguro de poder aguantar una estadía tan larga. Mi familia me decía que iba a ser difícil estar sin mí tanto tiempo y a mí se me hacía más difícil tomar la decisión de viajar por tres meses.

Al final decidí viajar y cumplir un objetivo que venía postergando. La primera semana fue, digamos, de adaptación. Hacía 8 años que yo no compartía mi cuarto con otra persona. Me tuve que acostumbrar a que las reglas son distintas cuando estoy sólo que cuando estoy con gente. Rápidamente me integré al estudio, a mis compañeros de pieza, a la comida y a la cama nueva.

Después de un mes en Israel me encontraba muy cómodo y contento. Finalmente, estaba adaptado. Fue entonces cuando descubrí que quería quedarme más tiempo. La fecha del pasaje de vuelta volvía a ser una preocupación. Antes, porque eran muchos días, ahora porque sentía que eran pocos. El problema era que yo ya había fijado mi fecha límite de regreso con mi familia para fines de enero.

A partir de finales de noviembre la misma escena se repetía casi todas las semanas cuando hablaba con mi familia: yo pedía que me dieran permiso para "estirar" el pasaje pero ellos me pedían que volviera en fecha. Que sí, que no, que sí, que no, hasta que al final me dijeron: "está bien, pero no más de 20 días más”. No lo pude hacer más largo porque me presentaron un argumento irrefutable: acordate que vas a ser tío de un varón –me dijeron- y no te podés perder el brit milá.

La esposa de mi hermano estaba esperando familia para el 27 de febrero. Todo cerraba para llegar justo para el brit. Pero como dice el dicho: "El hombre propone y D-s Dispone". Ir a la agencia de viajes a cambiar mi ticket creí que iba a ser un simple trámite pero ahí me enteré que no había pasajes hasta el 8 de marzo. ¿Qué? ¿8 de marzo? ¿Con qué cara llego un día después del brit milá? Me anoté en lista de espera y pedí que me buscaran una fecha para salir cerca del 20 de febrero.

Cuando le conté las novedades a mi familia no hacía falta ser profeta para saber cuáles serían las respuestas desde Buenos Aires. ¿Entonces no vas a venir al brit milá de tu sobrino? ¡Al final es verdad lo que dicen de los religiosos! ¡Estás separándote de la familia! ¡No te importa nada! ¡Ni tus hermanos, ni tus padres, sólo te importa la religión! ¡Hay que mirar al futuro, basta del Viejo Testamento! ¡No estamos en la edad Media! Me dijeron eso y algunas cosas más, todas parecidas También hablé con mi hermano y, como era de esperar, tampoco le gustó mucho mi propuesta de llegar el 8 de marzo.

Durante enero llamé todos los días a la agencia y a los familiares que tenía en Israel para que me ayudaran pero no encontré ningún vuelo para mediados de febrero. Y tampoco quería volver a fines de enero. Aún sentía que tenía mucho más por aprender en la Ieshiva y que si me iba el viaje quedaría incompleto.

Hablé mucho con los Rabanim para que me asesoraran en esta situación. Finalmente, pude cambiar la fecha de regreso para el 6 de marzo. Así, arribaría a Buenos Aires el 7, justo a tiempo para el brit milá. Tuve una nueva conversación telefónica con mis padres quienes, entre lágrimas (no sé si de alegría o de tristeza), accedieron al cambio de vuelo.

Una vez que había resuelto ese tema, dos tefilot comenzaron a tomar más fuerza en mí. La primera era que el bebe naciera sin problemas, con salud, sin riesgos tanto para él como para la madre. Y la segunda era para que tuviéramos shalom bait (paz dentro del hogar) en mi casa. Yo estaba agradecido con mis padres por permitirme viajar y por dejarme extender el viaje y no quería decepcionarlos.

Hashem es el que dispone todo lo que pasa en el mundo que Él creó. Mi cuñada dio a luz a un hermoso bebito el día 21 de febrero. Me alegré mucho realmente, porque uno de mis pedidos había sido respondido. Pero esta noticia me dejaba en una situación incómoda. Mi segundo pedido era imposible que se cumpliera. Ahora no iba a llegar en fecha para el brit. Desde Jerusalem sólo imaginaba lo peor al llegar a Buenos Aires: la familia enojada, quejas y caras largas.

Pero aprendí que de algo que no parece bueno a nuestros ojos, no hay que apresurarse para sacar conclusiones. El bebé, durante sus primeros días estuvo un poco amarillo, con bilirrubina alta. Algo bastante frecuente entre los bebés. El Mohel lo revisó y dijo que el brit así no se podía realizar. Había que esperar a que se llegara a un determinado nivel y se volverían a contar 8 días cuando el nivel empezara a bajar.

Los días fueron pasando y todo se retrasó hasta el 7 de marzo, el día en que arribaba de vuelta a Buenos Aires. El brit milá se programó para la mañana, un rato después de que pisara suelo argentino. Gracias a D-s, aterrizamos a las 7:30 am, el brit era a las 9:00 am. Otra vez, números redondos. Mi hermano mayor me había ido a recibir a Ezeiza. Cuando lo vi, me dice: " Tuviste suerte. Hasta ayer a la noche todos los vuelos aterrizaban en Córdoba, por un desperfecto técnico".

Ese día, en casa, sólo hubo felicidad. Felicidad por la simjá del brit y por mi retorno (después de todo) a tiempo. El Mundo siempre tiene un Conductor aunque a veces no podamos reconocer el camino que toma. Al final, Baruj Hashem, pude llegar al brit, sin descuidar mi estudio en Eretz Israel. Y, justamente, son el estudio de Torá y el brit milá dos de las razones más importantes que nos mantienen vivos como pueblo y que nos hicieron llegar a este momento.

Nico Sabbagh

7.4.08

10 consejos para disfrutar del Seder de Pesaj

Ya pasó Purim y empezamos con la cuenta regresiva para Pesaj.

Reproducimos un artículo publicado en Aish Latino escrito por el Rabino Yaacov Palatnik

Enfrentémoslo, todos hemos experimentado algún Seder realmente aburrido o que terminó convirtiéndose en una cena familiar sin ningún significado. Para lograr traer más significado y placer al Seder familiar prueba lo siguiente:

1. Anda a una tienda barata y compra "efectos visuales" para las plagas. Cuando llegues a esa parte en la Hagadá, tira un montón de ranas...vacas de plástico y animales...serpiente y arañas...pelotas de ping pong (granizo)...lentes de sol (oscuridad)...Se creativo y divertido. A los niños (y a los adultos) les encantará.

2. Compra algunos premios baratos para los niños. Cuando hagan alguna buena pregunta (que es lo que estás tratando de estimular), les entregas un premio. Entrega también premios por preguntar las Cuatro Preguntas, para los buenos cantantes, etc... Los niños se mantendrán ocupados jugando con sus premios (muñeca, soldado, etc.) hasta que piensen otra buena pregunta y la digan.

3. Explica a todos que en la noche del Seder son como miembros de la realeza. Y como los reyes y las reinas no se sirven a sí mismos, cada uno tiene un "compañero servidor" que le llena su vaso de vino o jugo de uva (o una combinación de ambos) en el momento apropiado. Las personas se buscan una pareja y se divierten mucho con esto.

4. Lee la Hagadá en el lenguaje que mejor entiendas. Eso significa que leerla en español está bien. Comparte la lectura dando turnos alrededor de la mesa.

5. Está bien parar durante la lectura para una buena discusión del tema de ese momento. Quizás quieras preparar algunas preguntas por adelantado para hacerle a las personas, tales como: - "Si la Hagadá nos dice que aún somos esclavos y no libres, nuestra definición de libertad debe ser muy distinta. Somos judíos viviendo en países democráticos ¿No somos libres acaso? ¿Cuál es la definición judía de la libertad?". - "¿El próximo año en Jerusalem? ¿Cuántos de nosotros queremos realmente vivir en Israel? ¿Qué significa para ti la tierra de Israel?" - "El hijo sabio no suena tan sabio. El no parece saber nada. ¿Cuál es la definición de sabiduría del judaísmo?". No hay tal cosa como una pregunta tonta. Fomenta una atmósfera en la que la gente se sienta cómoda para hacer preguntas sobre lo que dice en la Hagadá. Una vez que alguien haga una pregunta, invita a todos a pensar en la posible respuesta, y/o buscar en la Hagadá para encontrarla.

6. Dile a todos que coman una comida liviana antes de venir al Seder. De esa forma no estarán con demasiada hambre y con ganas de pasar rápido la Hagadá. Esto no es una cena cualquiera - ¡la lectura y discusión de la Hagadá es todo el motivo de la noche! Hazle saber a todos por adelantado que leerán la Hagadá y discutirán temas mucho antes de comer. No dejes que la comida se transforme en el centro de atención.

7. Asígnale a algunos invitados temas para presentar. Por ejemplo, dale a alguien la sección de "Los Cuatro Hijos" y hazlos aprender y discutir el significado detrás de cada hijo para presentarlos ante todos en la mesa.

8. Usa las mismas Hagadot para que todos puedan seguir el Seder.

9. Si estás intentando cambiar el foco de atención del Seder familiar hacia algo mas significativo, intenta hacer el Seder en tu casa este año (la ventaja de "jugar de local"), e invita siempre personas que no son de la familia. Cuando hay "invitados" incluso el más cínico de los parientes se comporta de la mejor manera. Pruébalo, funciona.

10. Además del sitio de Pesaj de AishLatino.com, usa el "The Passover Survival Kit" de Shimon Apisdorf. Está disponible en librerías locales y lleno de buenos consejos y comentarios para hacer un Seder entretenido y significativo. Es también una excelente fuente de preguntas para estimular la conversación, ideas para cada sección de la Hagadá y más.

1.4.08

Confía

Hace pocos días nos habíamos puesto de acuerdo en familia para comenzar a respetar la mitzvá de kashrut. Después de algunos arreglos necesarios, empezamos sin dificultades. Era mucho más sencillo que lo esperado, y el cumplimiento de la dieta no ofrecía inconvenientes.

Sin embargo, el jueves por la tarde se presentó un problema al recibir a través del correo electrónico dos invitaciones simultáneas para el próximo domingo. La primera era para el encendido de las luminarias de Janucá en una plaza pública. La segunda era una fiesta de cumpleaños con asado y fútbol de un ex compañero de estudios universitarios que iba a realizar en su campo, alejado de la ciudad. Evidentemente, nos resultaría imposible estar en los dos lugares al mismo tiempo ni tampoco estar un rato en cada lugar, así que tendríamos que elegir entre el tentador asado y participar del encendido de las luminarias.

“No sabía que comías kasher” -se sorprendió cuando le conté a mi compañero de estudios por teléfono- “yo también soy judío, pero como te imaginarás, no cumplo con esos preceptos. De cualquier modo me gustaría que vinieras. Tal vez puedas hacer una excepción esta vez”.

Leer el artículo completo


Cuando terminamos de hablar me pregunté porque no le había dicho en forma directa que no iría. Es que realmente aún no estaba decidido. Después de todo, hace pocos días que habíamos empezado con esta mitzvá y, como había dicho mi amigo, pensaba en que tal vez pudiera hacer una excepción esta vez. Más aún, empecé a darme cuenta de las implicancias reales, no previstas, que el cambio traía. ¿Cuan firme debía ser mi voluntad? Era evidente que el cambio no era solamente en relación a la comida sino también en el aspecto social: ¿acaso el cumplimiento de este precepto debía limitar mi relación con la gente?

Como no estaba resuelto, lo único que pude hacer en ese momento fue esquivar el tema, tratando de olvidarlo, sobre todo porque todavía tenía tiempo para decidir. Mientras tanto, el viernes por la noche asistimos en familia al Kabalat Shabat y el sábado al servicio de rezos.

Lo que sigue en este relato no puedo explicarlo de modo racional, pero lo cierto es que al finalizar el Shabat sentí un `clic´ repentino. De todas las Tefilot que había leído, una de ellas quedó grabada en mi mente; una que comienza con las palabras “Confía en Di-s...”. Y a partir de allí, inexplicablemente, se aclaró mi visión en relación a este asunto. Mi confianza se afianzó y mi balanza personal se inclinó hacia el lado correcto.

El sábado por la noche, después de Shabat, llamé a mi amigo para felicitarlo por su cumpleaños, y sin dar excusas le avisé que lamentaba no concurrir. “Ok, no hay problema, te entiendo” -me dijo de modo tranquilizador- “Cualquier día de estos nos podemos encontrar y me contás como es eso de comer kasher”. ¡Sorpresa!: no solo no se había molestado, sino que también estaba interesado en conocer sobre kashrut.

Sin duda, yo ya estaba mucho más animado en relación a mi elección aunque, para ser sinceros, me había quedado con las `ganas´ de comer aquel asado.
Así, el domingo por la tarde fuimos con mi esposa al encendido de las luminarias. Durante un breve descanso en la actividad, me senté junto a un amigo del templo. “¿Te avisaron?” – Me preguntó sonriendo – “el Rav nos invita mañana a comer un asado”, y mi rostro de pronto se iluminó.

Podemos llamarlo casualidad, podemos llamarlo pequeño milagro, o podemos llamarlo como se quiera, pero les aseguro que el placer de compartir esa inesperada comida kasher junto a otras personas que también iniciaron su acercamiento a nuestras raíces sobrepasó en mucho al de cualquier otra que recuerde. `¡Confía!´, dice la Tefilá. En algún momento, inesperadamente, la recompensa también llega.

Jorge Dobry
jorgedobry@hotmail.com

Extraído de la Enseñanza Semanal que edita Jabad Lubavich
www.jabad.org.ar

27.3.08

¿Acaso prender la luz es hacer fuego?

Cuando uno se propone a empezar a cumplir Shabat de a poco empieza a tomar decisiones como por ejemplo no prender más la luz en Shabat. Es muy común que familiares y amigos nos pregunten: ¿Acaso prender la luz es hacer fuego?
Uno trata de explicar que sí pero muchas veces no nos resulta tan fácil.
En el video a continuación a una vela de cera normal le sumaron un interruptor y una pequeña resistencia en la mecha.
El resultado está a la vista (prestar atención al segundo 20)


On from aram bartholl on Vimeo.

25.3.08

¿Qué tiene el judío religioso contra la televisión?

Pregunta:
¿Qué tiene el judío religioso contra la televisión? ¿No están ustedes un poco alejados de la realidad? ¿Cómo saben lo que está pasando en el mundo sin una TV en la casa?

Respuesta:

Yo lo diría de otra manera —la TV lo aparta de la realidad. Cualquier cosa que usted esté viendo, tanto noticias como entretenimientos, usted se está alejando de lo que está ocurriendo en el mundo real. Las noticias son una distorsión de lo que está ocurriendo con las vidas de otras personas, y el entretenimiento es una distracción de lo que está ocurriendo en su vida. La "TV realidad" es un absurdo.

Las noticias televisivas sólo informan de los hechos — ¿correcto? Equivocado. Sólo reporta los hechos que son visualmente cautivantes, mientras mantienen el rating, de acuerdo a los prejuicios de los televidentes (sin mencionar los del propietario de la emisora), y adecuado para ordenados y pequeños segmentos —como si nunca hubiera una historia tan complicada para informar en tres minutos…

Pero no solo las noticias nos alejan de la realidad. Así como las noticias televisivas reemplazan los hechos con una opinión artificial, los entretenimientos televisivos reemplazan la verdadera interacción humana con las fantasías de otro. Aquellos que pasan sus horas viendo seriales están perdiendo los días de las vidas de su familia y amigos. Los adictos están apartados de la hilaridad de la vida diaria. Y los fanáticos pegados a la "TV realidad" son ciegos a la realidad que ocurre en sus hogares.

Leer el artículo completo


¿Puede ser que la TV sea una causa importante de la crisis de relaciones que enfrentamos hoy? Aparte del tiempo desperdiciado frente a la caja, hay un efecto más profundo que los medios tienen sobre nuestra generación de adictos a la TV. Mucha gente se queja que no puede encontrar alguien a quien amar. Cuan a menudo escuchamos "No puedo encontrar la persona adecuada". No es asombroso que nadie sea "la persona adecuada". ¿Quién puede competir con los hermosos, alegres, interesantes e ingeniosos personajes que se pavonean por la pantalla y llenan sus mentes cada noche? Nunca piensan que todo es artificial y representado. ¿Cuántas personas conoce que se adecuen a la estricta definición de la TV de lo que es considerado atractivo? Por supuesto nadie en el mundo real se adecua.

Personalmente, me siento más cerca de la realidad sin TV. Usted puede no estar preparado para arrojar la suya por la ventana. Pero por lo menos asegúrese que usted controla a la televisión, y no a la inversa. Asegúrese que no está perdiendo relaciones reales a favor de amigos imaginarios. La vida no está para ser vivida solamente durante los cortes comerciales.

Por Aaron Moss

Gentileza www.jabad.com

11.1.08

Shir Lamaalot - Demian Kaus

Demian Kaus nos manda un video de un tema que compuso que nos gustó mucho y lo queríamos compartir.

Shabat shalom

Hija de Hollywood

El otro día le pregunté a mi marido si le parecía mal que cuente aquí cosas de mi pasado ya que después de todo, este es un blog que refleja “una mirada desde el judaísmo ortodoxo” y la que yo fui, no lo era. Con su humor habitual me contestó que mejor que cuente del pasado y no del presente, y mientras se alejaba por el pasillo agregó: “Además se lo merece, después de todo, fue ella la que hizo teshuvá”. Así que aquí voy.

La misma que después descubrió el camino de la Torá y se atrevió a vivirlo, primero fue cinéfila, una fanática absoluta de la pantalla gigante, por lo que gran parte de su formación se la debe al cine.


He visto películas clásicas, comerciales y de culto. He ido a cinematecas de barrio y a supercines con butacas reclinables. Sola o acompañada, el ritual del cine era mi preferido. Quizá hasta cuente con algún record, posiblemente el de haber sido la única habitante del planeta que resistió las seis horas de la película “Sleep” de Andy Warhol, en donde lo único que se ve es a un hombre durmiendo.

Hoy podría enumerar unas cien razones por las cuales el cine me parece un medio dañino del que conviene desconfiar, sin embargo, no puedo negar la influencia que ha tenido en mí. Cada vez que las luces se apagaban, se encendía una luz para mi vida. Jamás salí de un cine sin haber aprendido algo, siempre descifraba un mensaje. Por lo tanto, he tomado muchas decisiones mientras comía maní con chocolate. Algunas fueron sólo temporarias, como la de estudiar karate luego de ver “el karate kid”, otras todavía son perdurables, como la resolución de no hacerme ninguna cirugía estética, luego de ver “Brazil”. Hubo decisiones olvidables, otras bochornosas y una en especial, que no me parecía posible.

En aquella película la protagonista llegaba a un hotel en el medio de una ruta desértica, se instalaba por un tiempo y transformaba la vida de todos los que la rodeaban. Recuerdo estar sentada en el cine pensando “yo quiero eso”, “yo quiero ser así”, y al salir del cine enfrentarme a la realidad de que no tenía ni idea de cómo hacerlo.

Muchos años después, descubrí parte de la respuesta en el libro “The editor´s view” del rabbi Lipschutz donde cuenta que su abuelo tuvo el mérito de estudiar en la Ieshivá del Jafetz Jaim, y que cuando dejó la ciudad de Radin para ir a estudiar a Kelm, el Jafetz Jaim lo despidió diciéndole: “Vé y habla con judíos”.

Primero le dijo: “vé”. No te quedes sentado esperando la oportunidad de convertirte en una gran persona, así no es como sucede, hay que ir hacia allí. Y después dijo: “habla con judíos”, no dijo “habla de judíos”, no dijo “háblale a judíos”. Involúcrate con la gente, acepta el compromiso de que puedes hacer una diferencia y dejar tu huella.

Cada uno fue puesto en esta tierra para cumplir con su misión única y al hacerlo transformar el entorno. Hay algo que tenemos que darle al mundo, pero para eso debemos dejar la butaca y convertirnos en protagonistas.

En el blog de Morashá, encontramos esta nota linkeada del excelente blog "El sabor del Rimón".