28.2.07

Purim

BS'D
Ester nos envía un artículo donde nos cuenta como fue su primer contacto con la fiesta de Purim.

Purim es una fiesta de la que sólo conocía el nombre. En realidad, como caía siempre en febrero y marzo, suponía que era algo parecido al carnaval. Encima tenía la noción que muchos se disfrazaban, así que eran dos coincidencias.

Después de haber ido alrededor de tres o cuatro meses a escuchar algunas charla de Torá, se acercaba el día de Purim. Recuerdo que estaba trabajando en el negocio, como todos los días, y me vino a saludar una amiga. Si, pero no era una de las que conozco hace muchísimos años, sino que era una de las "nuevas", una de "las del templo", como se las nombraba a mi mamá cuando le comentaba lo cómoda que me sentía con ellas.
Era otra de las cosas que no podía entender: ¿cómo puede ser que yo, sin hacer nada de lo que ellas hacían, era tratada como una más, sin dejar de hacerme participar en ninguna charla, comentario, salida, festejo, etc ?

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Ese día, me visito una de las chicas del Templo, y después de una breve charla, me dijo: "Purim Sameaj", con una enorme sonrisa, y me entrego una bandejita, muy bien envuelta, con algunos dulces y comestibles.
¿Qué es esto? dije yo entre sorprendida y confusa. Es un "mishloaj manot", y tiene distintas cosas, para que si querés, antes de probar cada una, puedas decir la "brajá" correspondiente, me contestó amablemente.
Le agradecí mucho, y grande fue mi sorpresa, al ver que al ratito, entraba otra de mis nuevas amigas, con otra bandejita con cosas muy ricas, y una amplia sonrisa con los mejores deseos para mí y mi familia.

Yo me preguntaba como es que me dan buenos deseos y regalos, si apenas me conocen y algunas aún no conocían a los integrantes de mi familia, pero así era la costumbre y lo fui entendiendo cuando, al final del día, tuve que pedir ayuda para llevar tantas cosas a mi casa.

Me sentí muy feliz, acompañada, integrada, participe de toda esa alegría, de todo ese esfuerzo y dedicación que cada una de ellas puso en esa bandejita entregada. Me fui enterando que muchas trabajan, que tienen poco tiempo libre, que muchas están en buena situación económica y otras todo lo contrario, que muchas tienen familias grandes y otras todo lo contrario, pero tenían en común las ganas de cumplir esa "mitzva" de Purim.
Yo también estuve muy contenta, cuando al año siguiente, pude cumplirla y entregar yo también mis propios "mishloaj manot".

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