5.3.09

Por favor decí "torta".

Una de los conceptos que me resultaron más difíciles de entender cuando
comencé teshuba es el del esfuerzo. No sólo no lo entendía sino que me
generaba mucha resistencia.

¿Por qué todo tiene que ser con esfuerzo? ¿Por qué no puede ser fácil? ¿Qué
problema tiene el judaísmo con lo fácil? ¿Acaso no se puede disfrutar de la
vida? ¿Todo tiene que ser con culpa y sufrimiento?

La idea de que se necesita esfuerzo para adquirir algo no me cerraba para nada.
Si algo te lleva esfuerzo y se dio así y lo pudiste hacer ok, pero si algo es fácil y lo podés disfrutar y no es con esfuerzo, qué problema hay?
Lo primero que tuve que entender es que existe una diferencia entre esfuerzo y sufrimiento. Básicamente una cosa no tiene nada que ver con la otra.

El fin de semana pasado fui a Escobar a una quinta donde van familias que trabajan junto a un equipo de terapeutas y profesionales de otras áreas, en base a la ayuda mutua y al crecimiento vincular.

Quedé muy movilizada con la experiencia por muchos motivos, pero hay uno en particular que me gustaría compartir.

En un momento me acerqué a la mesa para agarrar un pedazo de torta para mi
hija Hanna y me encontré con un niño de unos cinco años (mal diagnosticado autista) que estaba esperando que alguien llegara para darle un trozo. Obviamente que se lo estoy por dar hasta que escucho a una mamá de otro chico que me dice:

- Hasta que no te diga la palabra "torta" no se lo das.

Tragué para mis adentros y recé para que este chico dijera "torta".
No sabía si iba a soportar no darle su porción. Baruj Hashem él leyó mis pensamientos (al menos eso creí yo en ese momento) se rió y me dijo: "torta". Se la di con una sonrisa de oreja a oreja y lo miré agradecida.

Ahí comprendí que todo lo que adquirimos está basado en el esfuerzo. Cada
pequeño avance de un niño sucede porque sus padres ( y la gente que participa en su educación) están comprometidos con ellos y están dispuestos a saltarse a
sí mismos:

No importa si es cómodo o no, no importa si conviene o no. Aquí lo que
importa es que este niño crezca, se comunique y logre lo mejor de sí. Y eso
es lo que me hace asumir mi rol de madre.

Y lo que yo vi fue madres (padres también pero por supuesto estuve en
contacto con las mamás) con una claridad total de su rol, con amor
absoluto por cada niño, por cada particularidad y con la sabiduría de que el compromiso por su educacion es el desafio más maravilloso que tienen cada día

Mi madre también es un ejemplo de compromiso y fortaleza. Ella perdió su
familia siendo chica, y es increíble porque tiene razones suficientes para
quejarse durante toda su vida, sin embargo lo único que hizo fue construir
hermosos palacios, esos que sostienen hijos, nietos y generaciones.

Qué tranquilidad y qué responsabilidad! De ahi venimos: Sara, Rivka, Rajel,
Lea...abuelas y madres con la fuerza de construir mundos.
Veezrat H' que podamos ser ejemplo y pilares para nuestras generaciones.

Andi Wainhaus