10.10.07

¿La comida casher, une o separa a la familia?

BS’D

Ester nos envía un artículo donde nos cuenta su experiencia familiar al empezar a comer comida casher.

Todos sabemos que por el simple hecho de ser judíos, debemos comer comida casher, porque es lo que D' os nos indico.
¿Pero, a todos los judíos, nos resulta tan fácil entender este concepto?
Yo te diría que no, por propia experiencia.

Vengo de una familia tradicionalista, donde siempre nos reuníamos para las festividades, pero nunca jamás había tenido ningún acercamiento a ningún "religioso", ni a ninguna persona que coma casher.

Me case hace 29 años, mis hijos fueron a escuelas judías, y continuamos como acabo de contarles por varios años. Pero llego un momento que el tren hizo una parada en nuestra casa, y decidimos subirnos, como diría nuestro amigo Oscar.

Cerramos el negocio los sábados, y en pocos meses, toda nuestra alimentación era casher.
Todo fue hecho de a poco, o mejor dicho a nuestro tiempo, en el momento que necesitábamos cambiar. Pero lo más importante, todos los cambios dieron felicidad y alegría a mi familia.

Mi marido y yo dimos el puntapié inicial, y con el tiempo, sin ningún tipo de presión ni obligación, agradezco a Hashem porque mis dos hijos siguieron nuestros pasos.

El cuentito esta lindo, pero si fuera todo tan fácil, algo anda mal, según dice el Rab Serruya. La Torá es hermosa, pero su camino a veces trae dificultades momentáneas. Tenemos que ir contra la corriente, contra muchos que no nos entienden, contra otros que nos pelean por hacer lo correcto, contra algunos que no se dan cuenta que el verdadero motivo de la existencia de un judío, es intentar paulatinamente, estar cerca de Hashem. Entonces eso si es nuestra prueba, ver si podemos lograrlo.

Mi prueba es mi familia primitiva, mis padres, a los que amo intensamente, y pido a Boré Olam que les de larga vida, salud y alegrías hasta los 120 años. Ellos son buenísimos, generosos, les gusta la familia unida, pero me educaron comiendo comida no casher, y a los 77 años, les resulta muy difícil entender mis cambios.

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Paulatinamente se fueron acostumbrando a que no comiéramos carne no casher, cosa que digerían de a poco.
Pero les es imposible aun adaptarse a la idea que no íbamos a comer nada que no sea casher. Eso ya era demasiado, ya nos hicimos fanáticos.

Guardaban secretamente la esperanza que sus dos nietos, o sea mis hijos, opinen lo contrario que nosotros, como hacen en la mayoría de otros temas, pero los chicos son muy espirituales, además de inteligentes y muy buenos (¿que va a decir una idishe mame? ). Y los chicos decidieron por su propia voluntad, alimentar su alma además de su cuerpo. Y por lo tanto, ellos también comen sólo comida casher.

En estos momentos, hay tanta cantidad y variedad de comercios casher, que no me resulto para nada difícil hacer el cambio.
Si compraba una buena marca de cualquier producto, el precio era el mismo. O sea que fue cuestión de tomar la decisión y listo.

Pero la abuela quería cocinar a sus nietos sus infaltables knishes con milanesa a la napolitana.

¿Cómo es posible, yo me pregunto, que un judío siga juntando carne con leche? ¿Por qué estábamos tan desinformados?
¿Nadie nos explicó, o es que no queríamos escuchar?
¿Por qué en las escuelas y clubes judíos tradicionales, no prohíben los sándwiches de jamón y queso?

Parece que somos duros, nos cuesta entender algo que sale gratis hacer, y no da trabajo. ¿Por qué elegimos comer la hamburguesa con queso, si en el comercio de al lado, venden hamburguesa casher sin queso?
Es muy difícil cambiar toda una vida de mas de 70 años, como les ocurre a mis padres, pero les aseguro que no es imposible.
Sólo les bastaría con ser un poco detallistas, y ver las caras de satisfacción de sus nietos.
Es increíble ver su entusiasmo cuando les cuentan sobre la existencia del alma, sobre la teshubá, sobre la vida eterna.

Son esos abuelos que se alejaron de lo que sus propios abuelos les transmitían sin explicación alguna, los que ahora tienen la posibilidad de retornar a sus raíces escuchando las palabras de sus nietos.
Que maravillosa oportunidad que tienen al alcance de sus manos para no desaprovechar.

Son esos nietos cancheros, modernos, inteligentes, universitarios, respetuosos, de buenos sentimientos, que sin rodeos ni palabras difíciles les pueden contar cosas de la inmensa sabiduría de nuestra Sagrada Torá. Muchas de las cuales todos hacíamos sin saber que eran mitzvot dadas por Hashem.

Sólo basta con dejar de lado esos prejuicios tan arraigados en muchos de nosotros, y aflojarnos y dejar que todo lo nuestro embriague nuestra alma y la sensación va a ser mucho mas placentera y duradera que lo que nunca pudimos imaginar.

Vamos a tener la inmensa sensación de felicidad que solamente nos puede dar el saber que estamos haciendo lo correcto.
Algunos creen que cumplir lo que dice la Torá los va a privar de disfrutar de algunos placeres materiales que hoy tienen, pero realmente no se imaginan que solamente con una vida espiritual completa, se llega a estar satisfechos y a disfrutar plenamente de todo lo material que Hashem nos brinda.
Solo dejemos el prejuicio de lado, y sentémonos todos los judíos juntos en la misma mesa, comiendo lo que Nuestro Creador nos indicó, y sin lugar a ninguna duda, nuestras familias van a estar siempre unidas, y la berajá y el shalóm van a reinar en nuestros hogares.

Amén. Que así sea.

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