Rezar en Lavalle y Florida
BS´D
Cuando empecé a estudiar Torá hubo algo que creí que sólo lo podía hacer la gente que estudiaba todo el día: el rezo de Minjá con minián. Al trabajar en relación de dependencia la Tefilá más difícil de hacer es la de la tarde. A veces no se puede rezar en privado o es un lujo contar con nueve personas más.
El primer rezo que incorporé en mi vida fue el Shemá de la noche. Después compré unos Tefilín y empecé a rezar a la mañana. Pasar de nada a 2 rezos me parecía más que suficiente. Minjá era algo imposible. Hasta que cambié de trabajo. De un barrio de la Capital tuve que ir a trabajar al Centro. No me gusta el Centro. Como en cualquier ciudad del mundo al único que le gusta el centro es al turista. Es gris, lleno de oficinas, con gente a las corridas. El Rab de la Comunidad donde estudio me comentó que había un minián en Florida y Lavalle, en una galería. Y es en ese preciso momento donde las cosas vienen servidas en bandeja donde surgen todas las dudas. ¿Cómo voy a hacer para cortar el trabajo, rezar y volver? No me va a dar el tiempo. ¿Cómo es el rezo de la tarde? No voy a conocer a nadie. Si voy una vez, ¿voy a tener que ir todos los días? Mis ganas de ir se juntaban con mis miedos que hacían que pensara que era mejor dejar la idea para cuando supiera más sobre la Tefilá.
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Hasta que me puse un objetivo que podía alcanzar. De querer ir todos los días pasé a conformarme con ir una vez por semana. Di el primer paso. No fue fácil. Estaba seguro que con una mirada fugaz la gente podía percibir que yo no era del palo de los que hacen Minjá con minián. Al ser un visitante ocasional nunca daba el salto a miembro del elenco estable. Ese círculo vicioso hacía que mis visitas siguieran siendo irregulares. Entró a trabajar conmigo un amigo con el que estudiamos juntos. Y él empezó a ir al minián como si fuera lo más normal del mundo. Para mí todo cambió. Ir con alguien no era lo mismo que ir solo.
No es que a partir de ahí empecé a ir todos los días. No soy una persona de cambios bruscos. Me reafirmé en el hecho de ir una vez por semana. Pronto me plantee ir tres veces y alguna más si podía pero prefería estar por encima de la promesa que estar en falta. Hasta que en un momento tomé la decisión más sana: dejé de hacer cuentas. Con todas sus dificultades me gustaba ir a hacer Minjá. Así que decidí ir siempre que pudiera. Esa decisión me abrió otra perspectiva.
Desde el momento en que me relajé pude apreciar cosas que siempre habían estado ahí pero yo no las veía. Dejé de mirar mi ombligo y miré a mi alrededor. Empecé a generar un vínculo con la gente. Y descubrí que no es gente que estaba esperando el mínimo error para amonestarme. Son personas que, como yo, trabajan en el Centro y necesitan un lugar para hacer Tefilá. Está el Rab Bassul que viene especialmente para dar un breve Shiur sobre Shemirat Halashón y la Parashá de la semana. Hay una persona que cede la oficina en forma anónima para que hagamos Tefilá. Hay alguien que llega más temprano y ordena las sillas. Hay un Jazán oficial y varios que debutaron como Jazanim en el minián. Hay gente que vienen todos los días. Hay visitantes ocasionales que firman el libro de visitas. Hay extranjeros que oyeron hablar del minián y vienen a hacer Tefilá. Hay una seudá cada Rosh Jodesh y hay una persona que se ocupa de esa seudá. Hay gente que viene desde lejos para poder rezar con 10 personas. Hay días que parece que no vamos a llegar al quórum y días donde parece que no entrara más gente en la oficina.
Ir a rezar ahí tiene algo de “Misión imposible”. Una oficina que durante el resto del día funciona como estudio de mediación, ubicada en una Galería. Si nos cruzamos con alguno del minián en el ascensor nos saludamos en forma cómplice, atravesamos el pasillo y golpeamos la puerta. Nadie sabe que ahí adentro se hace Tefilá. No hay que decir contraseña, es lo único que falta. Y en Sucot nos mudamos a otra oficina en Florida que tiene una Sucá y merece un artículo aparte. Como los agentes secretos es muy poco lo que sabemos uno del otro. De alguno sé el apellido, de otro sólo sé a qué comunidad va, de otro sé que tiene 4 hijos, de uno sé su nombre pero creo que él no sabe que lo sé.
Hacemos Tefilá, estudiamos un poco y volvemos al trabajo. Sé que nada es para siempre. En algún momento cambiaré de trabajo o la empresa donde estoy mudará las oficinas. Aunque suene a frase hecha no deja de ser cierto: creo que nunca voy a encontrar un minián como este.
Glosario
Minjá: rezo de la tarde.
minián: grupo de 10 hombres que se reúnen para rezar.
Tefilá: rezo.
Shemá: rezo nocturno.
Tefilín: filacterias utilizadas en el rezo matutino.
Shiur: clase de Torá.
Shemirat Halashón: cuidado del habla.
Parashá: sección de la Torá que se lee semanalmente.
Jazán: cantante litúrgico.
Seuda: comida festiva.
Rosh Jodesh: Comienzo del mes.
Sucá: Cabaña que se utiliza en la fiesta de Sucot.